Quién soy. Ahora va y me preguntas quién soy. ¿De verdad no te sueno?
He estado ahí cada vez que te jugabas la vida, pero también cada vez
que hacías que vivirla mereciese la pena. He estado ahí cada vez que
aprendías a valorar lo importante, pero también cuando lo acababas
confundiendo siempre con lo simplemente urgente.
Y ahora me preguntas quién soy. Estuve siempre a tu alrededor, cuando
abusaste de los triglicéridos, cuando le pediste la mano a esa chica,
cada vez que follaste sin condón. Jugabas conmigo, y yo siempre entré al
trapo, nunca te dije no.
Yo te enseñé a conjugar todos los
tiempos del verbo preocupar. Y también te enseñé la cantidad de cosas
que sí tenían remedio. Yo te puse el hasta cuándo para que tú pudieras
dedicarte en cuerpo y alma al hasta dónde.
Mientras tanto, me
he ido llevando uno por uno a todos tus mayores, algunos demasiado
pronto, pensarás, otros después de mucho dolor, pero lo cierto es que te
he ido empujando a ti y a los de tu generación a la primera línea de
este acantilado contra el que choca todo el llanto del mundo.
Gracias a mí tuviste miles de oportunidades para darte cuenta de lo
equivocado que estabas. Pero no te apures. Hicieras lo que hicieras, la
respuesta era siempre otra, el final era siempre igual.
Aquí
recalan los barcos de cualquier eslora, por vanidosos que fueran. Aquí
se igualan todas las fortunas, por escondidas que estén. Este es el
principio del olvido y el final de todos los recuerdos.
Soy
noticia en todos los telediarios. Salgo en todas las películas que
valgan la pena. Y no hay libro en el que no se me haga mención.
Hay gente que piensa en mí desde que nace, y hay gente que se mete en
una misma oficina y me dedica toda su vida, aunque también hay quien
actúa como si no existiese, y gente que vive como si le diera igual. Hay
gente que incluso se alegra de verme.
Soy quien le da sentido al reloj, al placer, al riesgo y a la vejez. Soy el fundador de cualquier religión.
Algunos me llaman la Parca, otros la Huesuda o la Pelona, y otros no me llaman de ningún modo, no vaya a ser que acuda.
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