22 de septiembre de 2011

No es de fideos.

Solía entretenerme con las letras poniéndolas en el mantel y formando palabras y poniendo mi nombre al revés. Se podría decir que ese era uno de los motivos por los que era tan lenta comiendo una deliciosa sopa de letras. Por ese motivo, la jefa dejó de comprar letras y se pasó a los fideos. Tampoco resultó, ya que intentaba poner los fideos en vertical para formar un césped y trabajar como jardinera.
Eso, desde luego, no cambió las cosas, siguió con los fideos y se olvidó de las letras.

Hoy me he planteado qué haría si me comiera una sopa de letras. Volveria a escribir mi nombre al revés supongo, pero con C porque las K son muy difíciles de encontrar.
Realmente sólo se me pasa un nombre por la cabeza. Dicho nombre es un hombre y es el único hombre que me hace sentir una niña escribiendo su nombre con un sopa de letras.

Esta noche cenaré sopa de fideos con las letras de su nombre.